CVX Jóvenes Guadalajara
Espacio comunitario de crecimiento personal y espiritual que proporciona herramientas para clarificar el sentido de tu vida y con ello incidir en la transformación de la realidad social.
Espacio comunitario de crecimiento personal y espiritual que proporciona herramientas para clarificar el sentido de tu vida y con ello incidir en la transformación de la realidad social.
En las orillas de Manresa, ya fuera de la ciudad que conoció san Ignacio, estuvo el hospital de Santa Lucía. Ahí era donde él pasaba las noches. La Cueva, ahora con mayúscula, no era su habitación; allí iba a tener sus siete horas diarias de oración y a escribir los apuntes que hoy conocemos como los Ejercicios Espirituales.
Soldados de Dios bajo la bandera de la cruz. / Jorge Atilano González Candia, sj ¿Espiritualidad ignaciana y/o mística ignaciana? / Rossano Zas Friz Salvar la proposición del próximo. / Francisco López Rivera, sj
1. F. GALLIGO, 50 AÑOS DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS (1963-2013) El autor presenta una síntesis histórica de los últimos 50 años de la vida de la Compañía de Jesús. Como referencia de las épocas en que divide esta lapso, ha tomado los últimos tres generalatos: Pedro Arrupe, Peter Hans Kolvenbach y Adolfo Nicoás. Esta […]
En este número presentamos una reflexión de José de Jesús Rojas sobre el carácter “místico” de la espiritualidad ignaciana, no a partir de conceptos, sino de la vida misma de los jesuitas. El autor afirma el carácter místico de la espiritualidad ignaciana.
En este número combina una reflexión sobre una de las meditaciones centrales de los Ejercicios, las dos banderas, con dos experiencias personales que reflejan de distinta manera las mismas banderas.
En este número ofrecemos varias Experiencias muy valiosos, del trabajo de la formación espiritual.
En este número presentamos varios aspectos del tema autoridad-‐obediencia. Francisco López hace una presentación del modo como S. Ignacio ejercía la autoridad.
Las reflexiones que aparecen en este número tienen un denominador común muy claro: la vida en común en la Compañía de Jesús.
En este número de “Reflexiones ignacianas” ofrecemos dos artículos relacionados con la madurez humana.
Todos sabemos que el voto de castidad, o es para vivirse con garbo y generosidad, o resulta simplemente un fardo pesado, inhumano y estéril. Con el deseo de contribuir a una reflexión sobre este tema en una forma propositiva y alentadora, la COFORTE (Comisión para el Fortalecimiento Espiritual de la Provincia) ofrece las presentes reflexiones.
Hace aproximadamente 25 años, por allá en 1986, nació el Boletín de Espiritualidad de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús. La Provincia había vivido experiencias de mucho impacto que invitaban a varios de nosotros a profundizar en nuestra espiritualidad.
Celebrar la Eucaristía ante las cámaras tiene una tensión agregada, sobre todo cuando es la
primera vez. Sobre todo cuando estás pensando que están pensando que vas a cometer fechorías
contra las rúbricas.
Pareciera que para un predicador, el momento menos oportuno para mencionar, micrófono en
mano, la palabra “purgatorio” sería durante una Misa exequial.
Varios teólogos afirman que Dios es siempre mayor a nuestra inteligencia y a nuestra capacidad de conocimiento. No hay definición ni imagen que lo agote y lo pueda circunscribir. Dios es misterio en cuanto que no lo atrapamos a él y siempre hay más aspectos que conocer de él. Además, lo conocemos poco a poco.
Cuántas cosas vivimos por dentro! Historias que imaginamos. Deseos que nacen en lo hondo, a veces se colman y otras se quedan ahí. Palabras que no siempre llegan a pronunciarse. Frustraciones. Alegrías. Pensamientos íntimos. Reacciones que a veces se traslucen y otras quedan tapadas. Búsquedas. Sueños. Mucho de lo que definimos como espiritual en las personas. Vendavales. Canciones que resuenan en el interior aunque fuera haya silencio…
Creer es una experiencia personal, y al tiempo comunitaria. Está hecha de certidumbres y preguntas, que surgen y se comparten con otras personas, de ayer y de hoy.
La vida está llena de posibilidades. Innumerables caminos que podremos recorrer. Gentes que se asoman a nuestra vida. Retos, provocaciones, aprendizajes, risas que aún no han nacido, motivos para celebrar… lecciones que aprenderemos, y nos harán un poco más lúcidos, algo más humanos, quizás también más sencillos.
ORACIÓN DE LA SEMANA Queremos invitarte a que tengas un espacio de encuentro contigo, con la Creación entera, con Dios. Toma 10 minutos de tu día y deja que tu interior se exprese en un diálogo honesto y sincero. Durante toda la semana profundiza un poco más en tu reflexión, en aquello que tu interior […]
En algunas series, en algunas guerras, en algunas batallas, aparece algo así como una “resistencia”. Un grupo de hombres y mujeres que plantan cara a un rival que, a menudo, parece dispuesto a aplastarles. Yo me digo que ser cristiano es, de algún modo, ser resistente.
Creer es preguntar. Preguntar por Dios, por su voluntad, por su presencia, por el bien y por el mal, por el dolor y la alegría, la vida, la muerte. Preguntar, aunque mil veces nos responda el silencio.
Casi siempre está. Sin más. Amor de madre, amor de padre, amor de hijos y de hermanos. Amor profundo. Amor que ayuda a pensar que Dios mismo ha de ser así. Y si falta, o si falla, o si, por la razón que sea uno no ha tenido esa tierra primera en la que echar raíces, aún sigue siendo un anhelo, un horizonte, y una posibilidad, esa de poblar el corazón con los nombres amados. Porque eso es lo que nos hace más humanos.
¿Cuál es mi sitio? ¿Qué tengo que hacer? ¿Hacia dónde encaminar los pasos? Preguntas de joven, y al tiempo de adulto, pues siempre terminamos volviendo a mirar más arriba y más adentro, con inquietud, con interés y con deseo, queriendo saber: “¿Qué pinto yo aquí?”
A veces cuesta. A veces se nos van las ganas, la fuerza, las ilusiones. A veces confundimos las causas, y luchamos por lo imposible o lo estéril, aferrados a esperanzas inútiles. A veces confiamos en la gente equivocada. Y otras veces nos rendimos, al sentir que ya no merece la pena luchar. Pero no nos dejemos abatir.
Hay quien piensa que la religión es una sucesión de “noes”. No hagas esto, no elijas esto, no se puede pensar de esta manera… Entonces, parece que seguir a Jesús es ir renunciando a muchas posibilidades, ir cerrándose puertas, ir poniéndose frenos que otros, que no comparten la misma fe, no parecen tener. Pero esa visión es muy triste, e irreal. Porque lo importante, en la fe, en el evangelio, y en la pasión por Dios, es el “sí”. Es lo que abrazamos, lo que nos seduce, lo que apasiona, llena de ilusión o pone un horizonte. De esto se trata…
Te llamaron loco a ti. Y a los tuyos. Y a muchos otros hombres y mujeres en la historia. Les llamaron trastornados, chalados, insensatos, lunáticos… porque el evangelio le daba un poco la vuelta a todo.
Los que, en la vida, tenemos la oportunidad de elegir, tomar unas sendas y no otras, probar algunas experiencias, escoger en qué gastar las horas… podemos vivirlo desde la gratitud, y desde la responsabilidad. Porque tenemos a mano muchas oportunidades.
Hay ocasiones en que es importante aterrizar, concretar, elegir, decidir. Y, por el contrario, hay situaciones en que toca esperar, mirar más allá, creer en el mañana. Y esa es la paradoja. El ahora puede ser una oportunidad o una losa, un camino de liberación o una forma de tiranía. La fuerza del “Ya” es la de un arma de doble filo.
Lo propone un buen amigo. Y quizás es un grito que, precisamente al empezar la cuaresma, resulta casi trasgresor, pero necesario. Tenemos que reírnos más para tragar la vida. ¡Claro que sí! No es la risa insensata de los necios. Tampoco la risa frívola del que pasa por la vida sin mirarle a la entraña. No es la risa fracasada de quien vive amargado. Ni la risa cruel del malvado. La nuestra puede ser la risa alegre de quien ama y es amado. La risa franca de quien se sabe limitado. La risa honesta de quien vive con la verdad por delante. La risa divertida de quien sabe leer, en cada historia, sus posibilidades. La risa ligera de quien no hace dramas de más. La risa agradecida de quien sabe reconocer la bendición. La risa que sabe marcharse para volver en otro momento.
El placer es bueno. No como un imperativo hedonista, es decir, no como el único criterio en la vida. Hay otros criterios igualmente importantes: el deber, la realización personal, la justicia… pero, dicho todo eso, el placer es importante. El disfrute de los sentidos.
Así se construyen los paisajes que poblamos: entre la distancia inevitable, y la presencia en la que, a veces, conseguimos vernos. ¿Te has sentido alguna vez solo?¿Has gozado alguna vez del encuentro con otros? ¿Has disfrutado de una conversación sincera, de esas en las que hay intimidad, reconocimiento y confianza? ¿Has notado, en tu entraña, la mordedura de las ausencias? ¿Has compartido risas, ilusiones y empeños, con la conciencia lúcida de estar viviendo momentos que nadie te podrá robar?
Acariciar. A veces se trata de eso. En nuestro mundo, en nuestra vida, en nuestro día a día. Algo tan sencillo como eso. Sonreír a quien está triste (pero no sonrisas fáciles o vacías, sino que establezcan un vínculo). Apretar una mano (y con ello transmitir un mundo). Acariciar un rostro, prometiendo estar ahí. Ver, y aún más, mirar al otro… oír, y entonces escucharle. Abrazar a quien se siente tan abandonado, tan abatido… Estar ahí para los otros, y hacérselo saber. Me gusta pensar en Jesús como un hombre que también hablaba con sus gestos.
¿Cuál es la mejor noticia que podemos recibir? Depende de lo que nos toque vivir en cada época. Puede tener que ver con el amor, con la salud, con el trabajo, el dinero, los amigos, la familia, las aficiones…
Nos lo has puesto difícil, Señor. Y, sin embargo, es mejor la dificultad tras tus huellas que una vida anodina. Es mejor buscar, aunque a veces desesperemos, cuando ignoramos el rumbo. Es mejor aprender de Ti que creer que ya lo sabemos todo. Es mejor crecer a tu manera, que conformarnos con vidas raquíticas. Es mejor aprender el verdadero amor, aunque a veces el camino nos vuelva un poco locos.
Trae a tu memoria los momentos felices de esta semana, aquellos en los que te sentiste libre, pleno, alegre, amado, feliz (por sencillos que parezcan, pero que tu interior los disfruta). Esos momentos que aunque cotidianos, te han dejado el corazón con alegría y esperanza. Preséntalos a Dios
¿Qué deseo descubro en mí para este momento de mi vida? ¿Qué necesita mi interior en esta etapa de mi vida? ¿Qué anhelo tengo olvidado en mi interior?
Toma Señor y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, y toda mi voluntad, tomo mi haber y poseer, tú me los diste, a ti, Señor, lo torno. Todo es tuyo. Dispón de todo a tu voluntad. Dame tu amor y gracia que esto me basta.