Alfarero

Tú me has hecho, Señor, Tú el alfarero
de mi greda salobre y mi sequía.

Siento el trabajo de tus dedos, siento
rodar el barro, y tu suspiro escucho
aquí mismo, en los ojos, en el alma,
dentro del corazón, en cada dedo
de los pies; me vas naciendo. Aún.

Tú me modelas;
nunca dejes de estar haciéndome,
alfarero
de mi altura de sueños, de los días
que vendrán volanderos a mi frente.

Artífice de ayer, de mis raíces,
con tu barro celeste de hace siglos,
creador de mi hoy, hazme mañana.

¡Qué gozo estarse siempre entre tus manos!

Valentín Arteaga

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

cinco + once =