Que la vida nos vuelva pequeños,
frágiles, vulnerables.
Que se lleve como agua del río
nuestros secretos orgullos,
nuestras grandes ambiciones.
Que nos conmuevan, como de niños,
las palabras y gestos de ternura,
los sucesos y gritos del dolor
Desandemos ya los pasos
que nos llevaron equivocadamente
a creernos reyes empinados
sobre todos los valles
y escenarios de este mundo.
¡Cuántos desengaños, traiciones
y magulladuras en nuestro corazón!
Vuélvenos, como en la infancia,
la atención hacia la fantasía,
hacia los secretos del universo,
hacia las cosas anodinas.
Y entre risas, juegos y silencios
perder sin más nuestro tiempo,
y ganar, al fin, nuestra vida.
Seve Lázaro, sj
Volvernos pequeños
05
Sep