(FOTO: LAURENCE FREEMAN/ BERE ISLAND, IRLANDA)
Al meditar entramos en un tipo de oración que los primeros cristianos llamaban oración pura, pura pues purifica el corazón de imágenes y deseos y miedos y toda la complejidad asociada a ellos. Lo que es puro es simple . Hablamos de cosas que son puras y simples . Así que al meditar, no estamos hablando con Dios, no estamos pensando en Él de una manera complicada, no estamos llevando nuestros problemas y clavándolos a la puerta de su oficina, dramatizando nuestra relación con Dios al pedirle que nos resuelva estos problemas .
(Laurence Freeman, Meditatio Talks 2005A)