ORACIÓN DE LA SEMANA
Queremos invitarte a que tengas un espacio de encuentro contigo, con la Creación entera, con Dios.
Toma 10 minutos de tu día y deja que tu interior se exprese en un diálogo honesto y sincero.
Durante toda la semana profundiza un poco más en tu reflexión, en aquello que tu interior registre como importante; muéstralo a Dios y descubre a qué te invita semanalmente.
INICIO
“Mi lugar en el mundo”
Me dispongo en silencio a un espacio de encuentro.
Respiro profundo, siento, escucho, me relajo
Inclino mi corazón y mi ser a la grandeza de la vida.
PRIMER PUNTO
¿Cuál es mi sitio? ¿Qué tengo que hacer? ¿Hacia dónde encaminar los pasos?
Preguntas de joven, y al tiempo de adulto, pues siempre terminamos volviendo a mirar más arriba y más adentro, con inquietud, con interés y con deseo, queriendo saber: “¿Qué pinto yo aquí?”
¿Cuál es mi forma, única, diferente, exclusiva, de construir, de amar, de acariciar de una forma que nadie más puede repetir?
SEGUNDO PUNTO
A.- No siempre lo tiene uno todo claro.
- A veces solo sabes que tienes la sensación de que algo te falta. Otras veces, en cambio, parece que estás donde tienes que estar.
- A veces sientes que estás dando los pasos adecuados. Otras veces piensas, “¿cuándo me aclararé?”.
- A veces ni piensas.
- Hay épocas en que sabes lo que quieres, y otras en que estás confuso. Hay épocas en que todo está integrado, y otras en que todo se desintegra.
- Hay mañanas de pasión y tardes de apatía. Y, casi, casi, dan ganas de rezar con una mezcla de humor y enfado, y decirte, Señor, que ya nos has hecho complicados…
- Al llegar
B.- ¿Cuáles son mis “desajustes”, tormentas, zozobras?
TERCER PUNTO
A.- No sé si llamas de una manera muy estruendosa o si me invitas a ir descubriendo lo que quieres de mí poco a poco. Pero cuentas conmigo.
- Anhelas que haga algo, que mi vida sea evangelio. Me sobrecoge un poco pensar que mi vida es importante, y sin embargo lo es. Cada día. Ahora mismo. Y mañana.
- Tal vez seré palabra (tuya) para gente que necesita escucharla.
- Tal vez seré ternura para alguien herido.
- Tal vez seré cantor para apagar penas. O profeta para denunciar males. Tal vez aprenderé de ti el amor verdadero y lo viviré al forjar mil historias. ¿A qué me llamas?
B.- ¿A qué me siento llamado?
¿Dónde puedo intentar escuchar esa “voz” de Dios en mi vida?
CIERRE
¿Qué quiere decir tu corazón a Dios?, platica con él como un amigo lo haría con un amigo muy querido….Esta semana pido a Dios que me ayude a vivir la esperanza de su Amor, en espera diaria del cumplimiento de sus promesas. Así sea
—
Tomados de la sección de reflexiones de www.pastoralsj.org