En este número ofrecemos varias Experiencias muy valiosos, del trabajo de la formación espiritual. En primer lugar, Los Superiores jesuitas de la Primera Etapa de la Formación en la Provincia Mexicana, nos comparten su experiencia en la formación de los jóvenes jesuitas para que puedan vivir la vida comunitaria propia de la Compañía. Es muy interesante y alentador a la vez, el adentrarnos en los meandros de dicha formación. Esta es una tarea bella y profunda, pero no siempre fácil. En seguida tenemos el testimonio de un joven jesuita en formación, que expresa de manera sincera y profunda su experiencia de Dios, precisamente en el acompañamiento pastoral, fraterno y comprometido, de diversas personas, en muy diversas situaciones. Tiene un valor especial el hecho de que un jesuita perteneciente a las nuevas generaciones nos comunique su testimonio. Finalmente, José Luis Serra, Director del Centro Ignaciano de Espiritualidad, nos presenta el interesante proceso mediante el cual se realiza la formación de laicas y laicos, de religiosos y religiosas en el Centro, para ejercer como acompañantes de las personas que hacen los Ejercicios espirituales ignacianos. Es una muy grata novedad el constatar que cada vez más personas no-‐jesuitas, laicos (as) o religiosos (as), participan de esta labor que los siglos han demostrado tan fecunda.
Francisco López Rivera, SJ
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